Có(s)micos.
Se desnuda la floresta y el viento,
embozado en extintas hojas,
de árbol se unge,
sin ramas,
de raíz carente o incrustada médula,
a pesar de ello hacia lo alto asciende buscando,
la nube anhelando para ser disperso sueño,
ingrávido batidor de cálido aliento
dispuesto a la tierra empapar y así llegar
donde nunca el bosque lograra posar su planta.
Dentro, muy adentro
del pétreo espíritu del mundo.
Así las cosas,
sin brío,
de voluntario impulso dispensadas,
sus formas prestan
y unas ilusiones vagas
invitan al vuelo,
a edificar planetas y espacios,
la gracia concede
de creernos cuerdos y salvos.

