Silentium.
El silencio de la piedra.
La brisa presta murmullo
a la mudez del bosque,
el arroyo en su cántico
verbos impone a la fuente,
voces alienta en torrentes
que, callados, ecos al pozo
entregan en la noche silente.
Muda traslación de astros.
Las cosas acalladas
prosiguen en ese estar
perpetuo, siempre mudado.
Desierto o estero,
arriba primero,
ineludible otrora abajo.
Sobre la rama un canto
de alondra quehaceres hilvana,
un croar de rota lata
se sumerge por la charca.
En recogido silencio
viven las cosas:
El brillo de los ojos,
la perpetua hoja,
el sosegado cántaro.
En murmullos la vida
entrega sus dones y,
callada, asesina la sombra
de mil moribundos soles.

