1.6
Las cosas nos prestan sus formas
y su Advocación al fuego, al agua,
permiten sentirnos densa hoguera,
fresca cumbre y distante, nube alta.
Dócil todo se entrega reclamando
la voz nuestra, la piel que restringe
y sitia una tentativa de impropia vida.
Así ala junto al pájaro, alegre mano
menudeando teclas negras de piano,
blancas teclas como ofrendas votivas.
Las cosas la puerta entornan, e invitan,
ofrecen tenues sombras donde barajar
la mesa con la silla y ser el jarrón azul
que en vespertina tarde tornadizo mira.
Seré servil, asiática flor de estanque,
disonante surtidor en la tarde perdida
y por los hilos del difunto telégrafo
escribiré endecasílabos sonetos sin rima.
Vaso sin verso. Ocho ojos de tejedora
hilvanando En Morse un final bostezo.