1.5
El Niño Gótico miraba,
cautivo de la ventana,
peces de colores
por los abatidos jardines
que labra pasados mañana.
En su boca burbujas,
escamas de alpaca por la cara,
¿sus pies?, abanicos de ranas.
El niño gótico tenía
almidonada la almohada,
en ella redactaba sueños,
lúbricas ilusiones
de sucios cristales de alba.
Creía que la vida era un juego,
eterno solaz de doradas playas
donde hercúleos delfines
cabrioleaban con doctas ratas.
El niño gótico jamás comprendió
el significado de la palabra
nada… No tengas miedo.
El niño observa por la ventana.
