Transcensión.
Sobre rebasar el uno me dices,
después que dos y tres indicas.
¿A esa altura quién mira atrás?
Solo verás la carne, el músculo
y sus irisadas moscas fatales.
Como un laberinto el sueño
de símbolos y espadas
anida al pie de las camas.
Nido de amor, amor y ratas.
En las paredes se enquista la palabra,
oscuro rezuma un lento verbo,
densa pesadilla de repetida voz y babas.
Las imágenes miro, ese sentido
que solo arroja significancia
en estas concurridas plazas
se inquieta y vidrio se hace,
de cristal pájaros entre las sábanas,
herida bandada un sur buscando,
de miel ruiseñores e hielo en la almohada.
Me dices sobre el uno rebasar,
después nada, y nada solivianta
el desgarrado pulso,
avienta los ojos lejos de la estancia.
Al punto aquel regreso,
calla después, no digas nunca más nada.
No suceda que esto un sueño sea
y al despertar, halle cabal y real la jaula.
