Hora Sexta (Uno).
El orbe, cuando los ojos cierra
una única plegaria canta,
aflautado lamento de junco y caña:
Hermano, los párpados entorna,
hermana,
¿las voces sientes del rocío y el agua?
El acorde lloro de la apagada savia.
En el jardín que muere,
en la piedra fría, en la doliente charca,
de tristeza un suspiro,
un verde aroma de añoranza.
En el erigido cadalso
el ave no vuela,
ni transita lo mínimo
que al bosque alababa.
Niéganos el alma,
del vergel segundo,
de esta final morada,
expulsa a tus bastardos hijos,
destierra nuestra innoble planta.
Quedará la casa vacía,
sin palabras,
hermosa quedará la estancia.
Cuando pregunte al cielo
contestará la golondrina.
Cuando te nombre
contestará una amorosa herida.