Eternos Mañanas.
La zarpa de la noche sobre la cara
sangra donde su astil uña roza tenuemente
un agua desierta.
–Decir un agua…
Van los almendros devorando mi estómago,
la cálida lascivia de sus fauces
desgarra las impenetrables hebras.
No brota de mi carne un tormento,
solo una paz abatida, un ciprés ancho y
complaciente que tras sí, arrancara venal
cada esporádica situación de primaveras.
Vienen unos cuerpos agujereados
de sábanas suaves, de sudarios aceptados.
Saludable es el mar que sumiso llega,
hasta el último peldaño de mi hogar,
(ese nido desesperado),
donde un hielo de soledades anónimas
clama ortigas, exige prestancia acabada.
Un divino soplo satisface el ansia,
deja ileso el cuerpo
con una espera de luz y albahacas.
Mañana el tiempo será desterrado.
–Decir mañana…
Publicado en la revista de creación literaria “Jacaranda”.
Número 6, enero de mil novecientos ochenta y dos.
Málaga.

Sensual, singular y muy elegante.
Bravo amiga!
Un abrazo⚘
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