(…)
Derogada la palabra,
permanecerá la boca cerrada,
pasos al camino no prestaré
dejando que la nube eso sea,
evaporada y volátil agua,
sin ansia, sin alma.
Vendrán sumisos los días
sin un vuelco dejado en la ventana,
porque eso es la vida
que con entereza habéis creado,
una sucesión de jornadas vencidas,
estantes, pasillos, el noticiario.
En silencio permanecerán
los bosques, la mar, los goznes
que puerta ponen a tu patio.
El huerto mudo y el brocal,
la luna que pasa, el amable naranjo.
Silente la muerte desnuda posa.
Y así las cosas serán cosas,
afónicas, estáticas, sacramental
de zapatos y rígido mobiliario,
nunca más verbo en el viento,
ni pronombres en los álamos.
En mar el río funde. Callado.

Me gustaron mucho tus metáforas y tu estilo. Un saludo cordial.
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Gracias nuevamente. Resulta “esperanzador” que alguien valore lo ajeno. Un cordial abrazo.
M. Martínez.
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