Los Días Primeros.
Lo supimos desde el principio,
giraba el camino hacia un rumbo distinto
mientras todas las persianas bajabas
terriblemente convencido de ello.
Sobre el sofá el acorde del dolor dormido
en construir se afanaba volátiles ocultos imperios
a los ojos de los ridículos mortales.
Un paso hacia adelante, eso bastaba
para la llama prender del terror intermitente.
Lloramos y reímos por unos instantes
convencidos de que, “eso”,
era a la vida lo más parecido. Engrandecida.
Pasó el aliento, los susurros el desván
abandonaron y las calles florecieron
en apagados tintes demacrados.
Hoy al andar miro los zapatos,
desde entonces los ojos tornados
cucarachas los adoquines recorren,
no se alzan, articuladas patas esquivas
de las pestañas los llevan, les traen,
transitan erráticos mostradores
y el mortal laberinto de almohadas y hospitales,
corrompiendo el primer aroma,
aquel empuje vital inicial pervirtiendo.
Aseguraste era un sueño,
lo más parecido a un auténtico sueño.
E insististe afirmando, no miento.

👏👏👏
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