Deconstrucción.
Apartas el pelo
como quien reniega de una idea.
El vapor nimba los cristales
de la cocina y garabatea rastros húmedos
por los baldosines.
Tienes sueño y el café es una excusa,
una mentira para postergar
el reencuentro con las calles.
Has renegado de tantas cosas
que ya nada posees,
ni nadie te retiene o arrebata.
En realidad, era simple.
Dejar correr los días,
abrir el grifo del lavabo
y que, junto a los restos de nosotros mismos,
el sumidero trague,
se ahogue cegado de tanta mierda.
Después el carmín mentirá el gesto
y la finísima línea que dibujamos
bajo el párpado izquierdo asegurará
como, aquí, nunca pasa nada.
Muy bueno
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~…la fuerza en cada línea se deja sentir y eso es maravilloso!~
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bueno!!!
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Mucha sensualidad en los versos.
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