Cartón.
Se desmorona la noche
y los inmundos camiones
compiten con las ratas.
El rebaño sonríe y sus gestos,
afectados, vacuos, exploran
la soledad y sus arrabales. Se afanan
por conseguir un sustituto del verbo,
una ilusión capaz de enajenar la razón
que les permita seguir espirando.
La nación del cartón se expande
por los soportales y siempre hay
palabras, excusas alegando
al dolor su perdurable insistencia.
Apareces entre mis ojos
sabiendo que nada prevalece,
el café, las mortajas de sábado
y apuras, devastadora inocente,
los brillos últimos
donde se confunde la aurora.
Una realidad imperdonable em un mundo civilizado y que alardea de empatizar con la gente más necesitado. Sobra cartón y falta mucho, pero que mucho cariño. Me encanta como el poema dibuja esta historia humana tan repetida y que tantas veces pasa, que uno se acostumbra a ello.
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La costumbre mata con sus paisajes esperados, sus segundos previsibles y las cotidianas imágenes del noticiario. Gracias por tu comentario.
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Está escrito con una sensibilidad enorme 😥
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Gracias. Duele.
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