LÍNEA AZUL
Madrid,
X/2018
Un poeta sentado en Tirso
agarra sus canos pelos
enderezando tiempo y sueño.
Un poeta sentado en Tirso
escribe para sus adentros.
<<Quien está solo en esta ciudad
posee esa extraña sensación
de no estar en ningún espacio,
y por ende,
perdido en una superposición
de cuerpos ajenos>>.
Para desenmarañar
aquel enfrentamiento,
redujo su conciencia
al mínimo recuerdo.
Deshaciendo al yo que madura
en niñez y adolescencia
juntos se perdieron,
él y su silueta,
por una Gran Vía de madrugada desierta.
Afuera las nubes derraman
cascada de luz argenta,
y el aire, pudo entonces hilar la niebla
entoldando chispas de sol bajo ella,
para que aquellos
que recorren la confusión,
sepan encontrar el camino de vuelta.