
Sólo tengo acantilados.
A veces no sé cómo contenerle
le noto romper y todo me sabe a espuma.
Se revuelve sediento de mis monstruos,
ruge adicto a ellos, pero no les dejo ir.
Otras veces se escapan a bailar con él,
se alían y derriban el malecón que me rodea,
impregnando todo mi mundo de un viscoso y negro Neptuno.
Y yo; yo tengo que decir otra vez adiós,
comenzar a reconstruir el dique
sola esta vez.
Sin saber a quién protejo
si a él de mí o a mí de ellos.
Sin saber si lo hago para salvaros del maremoto
o para no ahogarme yo en la marea
Madrid, 13/01/2018.